Friday, 17 August 2012

Delos y su santuario pítico.

¡¡Salud y gloria, helenos!!
Nos estamos acercando vertiginosamente al día del Rev y por eso, vamos a ir terminando con este blog que nos acompaña desde hace más de un año. Hoy os pondré algo de info sobre Delos y su santuario. Aunque en principio lo iba a pasar sólo a los anfitriones, porque es un artículo coñazo, pero luego he pensado que hay algún masoca que igual quiere leerlo. Es relevante que leáis la parte final, en donde hago una somera descripción de los sitios que evocará la casa que alquilamos para el Rev.
Espero que quitones y estandartes vayan cociéndose rápido!!
Un saludo a todos.
P.



Delos y su santuario pítico. Algo de historia y precedentes.
El siglo VI a. C. que precede al vivo, estuvo plagado de gobiernos tiránicos en Helas. Era una sociedad (y sigue siendo en la época que recreamos… ) altamente militarizada y en donde caudillos militares, apoyados por facciones y grupos poblacionales descontentos con el gobierno en curso, se alineaban junto al líder militar para librarse de dicho gobierno.
Delfos tomó una actitud contraria a tiranos como Polícrates o los Pisístrátidas, incluso activamente: Por ejemplo, apoyaron a los Alcmeónidas contra los últimos, para derrocar la tiranía ateniense. Es curioso, pues un siglo antes habían apoyado a tiranos como Cilón e incluso sugirieron a Solón el legislador, que se alzara como gobernante único. La oposición de Delfos a tiranos atenienses y samnios provocó que éstos se volcaran en Delos como alternativa al Oráculo del continente, aprovechando y fomentando la importancia estratégica y religiosa de la isla como centro del mundo.
Las fuentes antiguas nos informan de la respuesta oracular dada al noble ateniense Cilón poco antes de que intentara tomar el poder y convertirse en tirano de Atenas en el último tercio del s. VII. La Pitia le aconsejó que emprendiera su acción durante la fiesta más grande en honor de Zeus y Cilón interpretó que se refería a los Juegos Olímpicos, máxime cuando él había sido vencedor en este evento. Sin embargo, a pesar de haber tomado la Acrópolis, su intento fracasó porque el pueblo le sitió en ella y dejó como vigilantes a los arcontes; Cilón y su hermano lograron huir, mientras el resto de sus compañeros se entregaban como suplicantes en el altar de las Euménides de la Acrópolis, donde fueron muertos por orden del arconte Megacles, miembro del genos Alcmeónida.
Delfos tuvo que aclarar que Cilón malinterpretó el oráculo ya que éste hacía referencia a las fiestas Diasias, las más importantes en honor de Zeus dentro de la propia Ática, en las cuales el pueblo abandonaba los límites de la ciudad para sacrificar y era por tanto más fácil que triunfara en su intento. El hecho de que Delfos justifique y defienda la validez de la respuesta es un dato a favor de la autenticidad del oráculo como anterior a la acción ciloniana y también de su responsabilidad en la misma.
La intentona de Cilón (se cree que fue del 640 al 630 a. C.) tuvo una fuerte repercusión posterior, cuando la ciudad padeció una situación de stasis (crisis) y sufrió graves reveses en su guerra contra Mégara, debido a que los Alcmeónidas fueron considerados responsables de esta situación por la impiedad (asebeia) cometida al matar a los suplicantes. Dicha acusación fue recordada durante mucho tiempo. Así por ejemplo, los espartanos la utilizaron en su propaganda contra Pericles, Alcmeónida por vía materna, en los momentos previos a la Guerra del Peloponeso, unos dos siglos después. Finalmente, en el juicio presidido por Mirón se decretó el exilio de los Alcmeónidas y la purificación de Atenas a cargo de Epiménides, un sacerdote de Festos; la purificación se sitúa en ca. 596, poco antes de la Primera Guerra Sagrada (591/0) ya que ésta puso fin a la influyente presencia de sacerdotes cretenses en Delfos, que había sido una constante durante todo el s. VII y principios del VI. Es más que probable que tanto el juicio y el exilio como la purificación fueran promovidas por los partidarios de Cilón que permanecían en la ciudad y que aprovecharían el momento de crisis para hacerse oír.
Entre las razones que pueden explicar este apoyo deifico al noble ateniense hay que destacar el hecho de que en el s. VII la tiranía estaba en su apogeo como forma de gobierno alternativa a las oligarquías tradicionales, las cuales se estaban viendo desplazadas por legisladores y tiranos; al mismo tiempo, la Pitia comenzaba a despegarse del exclusivo control dorio y probablemente no viera con buenos ojos la nueva Retra (ley) espartana de mediados del  s. VII, que significaba el cierre de fronteras y el triunfo de la agogé y el militarismo que, por supuesto, no coincidían con la apertura y creciente influencia del santuario en el mundo griego.
Un ciudadano, preferentemente noble, podía consultar el Oráculo a mediados del s. VII y obtener un consejo válido que más tarde se convertiría en una sanción para su gobierno si lograba triunfar en su empresa. Además, en el caso de Atenas, a Delfos le podía interesar contar en el poder con un tirano más amistoso y agradecido para con el santuario de lo que hasta ahora habían demostrado ser los Alcmeónidas, que no carecía tampoco de apoyo internacional como quedó patente en la ayuda prestada a Cilón por su suegro, el tirano Teágenes de Mégara. El poco reparo de Delfos hacia la tiranía en este período, se expresa claramente en el propio ofrecimiento de la tiranía ateniense a Solón, pero cuando éste rechazó la proposición, entonces la Pitia eligió otro camino: bendecir su legislación.
Os pongo este ejemplo y otros que hay más abajo, para que veáis la gran influencia de los santuarios en la política de la época, puesto que legitimaban el poder, indicaban a las polis la necesidad de purificación ante la impiedad y utilizaban los juicios religiosos como arma política (que tantas veces se ha usado después…).
Pero tras este periodo, cuando ya la tiranía agonizaba en Atenas, el santuario manifestará una abierta oposición a la misma que tendrá su origen en la acusación de haber quemado el templo délfico.
Pisístrato desarrolló una importante y activa política religiosa, de los que más nos interesan fueron el cultivo de la amistad del Apolo jonio de Delos y la reorganización de los festivales religiosos atenienses, centrado principalmente en las fiestas de las Panateneas, pero también en otros festivales religiosos áticos como las Dionisias o los Misterios Eleusinos.
Respecto al primer punto, el Apolo Delio es constantemente privilegiado por Pisístrato frente al délfico, más cercano a los aristócratas, y así hemos de entender como homenaje al dios la purificación que llevó a cabo en la isla; tal purificación fue sólo parcial y consistió en abrir las tumbas del santuario y trasladar los cuerpos a otras partes. Este acto, junto a la edificación del templo a Apolo por Pisístato hacia el año 540, delimitan definitivamente el espacio sacro de la isla (que comprenderá, además del mencionado templo, los de Leto y Artemis), al tiempo que se extiende progresivamente la influencia internacional de este centro religioso.
Es el momento también en que Pisístrato comienza a desarrollar una importante política exterior centrada por una parte en Delos y las Cicladas y, por otra, en Sigeo y el Quersoneso tracio, todos ellos puntos claves en la ruta comercial del mar Negro y que suponían también un reforzamiento de su poder en la propia Atenas. La isla de Delos gozaba de un status privilegiado tanto por su antiquísimo culto religioso como por su posición geográfica que unía políticamente los dos márgenes del Egeo, configurándose pues como el centro cultual (de culto) de una Jonia que comprende las zonas jonias de Anatolia continental e insular, las Cicladas, Eubea y el Atica.
Otro tirano, en este caso samnita, Polícrates, utilizó la importancia estratégica y religiosa de Delos para su política de afianzamiento en las Cicladas, sobre todo tras la caída de Lígdamis de Naxos como consecuencia de la expedición espartana del 525/524, el tirano samio aprovecharía la despreocupación de los hijos de Pisístrato a la muerte de éste en 528/7 para erigirse en controlador de la zona. Tucídides I, 13.6 y III, 104.2 relata cómo Polícrates conquistó la isla de Renea y la dedicó a Apolo Delio, uniéndola después a la cercana isla de Delos por medio de una cadena. Hemos de situar pues la conquista de Renea y su unión simbólica con Delos al final del gobierno de Polícrates, momento también en que el tirano procedió a la reorganización de un festival dedicado a Apolo en la isla de Delos. Polícrates quiso obtener la sanción deifica para el festival preguntando al Oráculo si le ponía el nombre de Pítico o Délico, pero a pesar del tono conciliador de la pregunta, destinada a ganarse el favor de la Pitia, la respuesta fue “Para ti es lo mismo, uno u otro.” La contestación délfica presuponía un cercano fin para Polícrates, que efectivamente murió en 522 a manos del sátrapa persa Oretes. La muerte violenta de Polícrates por crucifixión sirve a Heródoto para moralizar acerca del destino que aguarda a aquellos que se comportan con hybris durante su gobierno, frente a la muerte tranquila de otros tiranos que se han regido por la sofrosine (templanza).
La isla de Delos, que había dependido de Naxos durante el s. VI, se convirtió en el nuevo epicentro del mundo jonio desde mediados del mismo, debido en gran parte a la conquista persa de algunas ciudades de Asia Menor que obligó a un desplazamiento hacia el oeste.
En definitiva, Délos sirve para contrarrestar la función de guía y punto de referencia que Delfos tuvo para la aristocracia griega, incluida la ática, como lo demuestra la participación ateniense en la Primera Guerra Sagrada.
Respecto a la acción de Pisístrato en los festivales religiosos, desarrolló notablemente el festival de las Grandes Panateneas. Hay que recordar que este tipo de acontecimientos proliferan en este período de la historia griega puesto que, a los ya antiguos y famosos Juegos de Olimpia, se incorporan ahora los Juegos Píticos en 582, los ístmicos en 581 y los Nemeos en 573. Frente a este tipo de Juegos en los que predominaba el elemento dorio y la clase aristocrática, Pisístrato promocionó las Grandes Panateneas como exaltación del poder y la gloria de Atenas a la cabeza del mundo jonio y probablemente también como respuesta a esa carencia de relaciones con el Oráculo délfico. Para ello, además de las competiciones atléticas (carrera pedestre y de carros, pentatlón, pancracio, lucha, regatas, etc.), Pisístrato incorporó certámenes de rapsodos, que no existían en Olimpia o Delfos, y certámenes musicales de harpa, flauta...; los vencedores atléticos recibían una corona de olivo (que simbolizaba el creado por Atenea en la legendaria lucha con Poseidón por el patronazgo de la ciudad) y un ánfora panatenaica que contenía aceite de oliva y que mantuvo su modelo durante siglos.
Se piensa los Pisistrátidas instituyeron o reorganizaron las Targelias, fiesta que celebraba el nacimiento de Apolo según la tradición délica.
Más adelante y desde su exilio deifico, los Alcmeónidas desplegaron una amplia propaganda antitiránica en la que se presentaban como los defensores de la eleuthería (liberación) y utilizaban para sus propios fines al agradecido santuario, que no olvidaba la rica reconstrucción del templo pítico. Después de fracasar en su intento de liberar Atenas por la fuerza, los Alcmeónidas aconsejaron a la Pitia incluir en sus oráculos a los espartanos la orden de liberar Atenas del régimen Pisistrátida, hasta que por fin el rey Cleómenes (hermano mayor de Leónidas) emprendió la acción que habría de derrocar a Hipias. Sin embargo, el moralista Plutarco niega esta vinculación o soborno de la Pitia e intenta salvar en su relato tanto el honor deifico como el Alcmeónida. Plutarco no pudo borrar este recuerdo y a ello contribuyó sin duda que el propio rey Cleómenes denunciara el hecho cuando Esparta dio un giro a su política ante la situación de avance hacia el régimen democrático que se estaba produciendo en Atenas.
En 491, Cleómenes fue acusado por el delfío Cobón de sobornar a la Pitia para que ésta negase la legitimidad del rey espartano Demarato. Esparta, como baluarte de los regímenes oligárquicos, siempre mantuvo estrechos lazos con el santuario délfico.
Cleómenes convenció a los lacedemonios acerca de los males que caerían sobre Esparta por haber obedecido el mandato de una Pitia que cumplía órdenes procedentes de los nobles atenienses. Estas desgracias se predecían en unos supuestos oráculos olvidados por los Pisistrátidas en la Acrópolis cuando tuvieron que huir y solamente se evitaría su cumplimiento devolviendo el poder ateniense a su legítimo dueño, es decir, al tirano Hipías. Son los llamados oráculos de Museo: colecciones de oráculos atribuidos a profetas legendarios como Bakis, Museo y Orfeo, que eran recopilados y transmitidos por los cresmólogos (coleccionistas de oráculos) pero que en general eran poco creíbles. Precisamente uno de los principales cresmólogos fue Onomácrito, consejero de Hipías, al que incluso acompañó en su exilio, por lo que resulta obvio que dichos oráculos fueron una invención de Cleómenes e Hipías para provocar la involución constitucional en Atenas. Sin embargo, sus planes no tuvieron éxito y Atenas no volvería a conocer un régimen tiránico hasta más de un siglo después, cuando las dramáticas consecuencias de la Guerra del Peloponeso propiciaron el breve período de gobierno de los llamados Treinta Tiranos.

Resulta evidente que Delfos cambió su primitivo respaldo y simpatía hacia los tiranos en el s. VII, por un rechazo y oposición en el VI que muestra claramente la evolución seguida por la sociedad griega a este respecto. Junto a estos fundamentos morales, existieron otros políticos subyacentes motivadores igualmente de dicho cambio de actitud en el santuario pítico y que cuajaron en la Primera Guerra Sagrada como determinante del renovado sentir deifico hacia la tiranía bajo sus nuevos controladores. Ante la situación creada en el aristocrático Oráculo, tiranos jonios como Pisístrato, Polícrates o Ligdamis encontraron en el también santuario pítico de Delos el centro de su política religiosa y el elemento aglutinador de la raza jonia, la cual adquiere su configuración como desarrollo de esa ideología unificadora. Además, se sientan las bases de la primacía ateniense entre los jonios gracias a la labor de Pisístrato, forjador y propulsor de los mitos que sustentaban la misma, así como de los festivales religiosos que exaltaban a su propia ciudad.
En conjunto Rinia y Delos, y los islotes menores son llamados islas Dhiles. La tradición dice que sólo sufrió uno o dos terremotos, que fueron una advertencia a Grecia: el primero antes de la invasión persa (mencionado por Heródoto), y el segundo antes de la guerra del Peloponeso (mencionado por Tucídides).


Santuario de Delfos en su época de esplendor.

La configuración básica de la isla estaba así en estos tiempos: Había tres santuarios en el recinto sagrado: el más importante dedicado a Apolo, y los de Leto y Artemís, fundados por Pisístrato. Para ver el resto, os sugiero el artículo de la wikipedia, que no está nada mal.
Recordad que de toda la descripción que da, hay elementos construidos posteriormente, ya que el auge que tuvo la isla con la formación de la Liga ático-délica provocó que se invirtiera mucho en su estructura edilicia.
Lo más importante es su proyección en la casa de Benaguasil que alquilamos para el vivo. El templo de Apolo será la zona del teatrillo y las escaleras. El templo de Artemís y Leto se ubicará en el exterior, frente a la entrada principal de la casa. La fuente de Minos estará en el exterior, en un descampado con una fuente real. El lago sagrado se localizará frente a la entrada de la casa, también fuera de ella y cerca de los columpios. La vía sacra es el camino que lleva desde la entrada de la casa hasta la puerta de los coches. Los tesoros de las polis (pequeños templetes con ofrendas, aunque arqueológicamente no está clara su función) estarán distribuidos por la arboleda de la entrada (enfrente del campo de fútbol) y las llaves las tienen los dirigentes de las polis que tengan allí ofrendas. Los alojamientos serán en los lugares de las literas, subiendo por la escalinata de madera. El onfalos para realizar incubatio estará en la habitación cercana al teatro, pero es de acceso restringido e incluso podríamos ubicarlo en otro sitio mejor. El templo de Hera es una construcción con telas de rafia verde ubicadas al lado de lo que será el ágora/bouleterion, el anfiteatro de bancos de piedra, al otro lado de la puerta principal. El pritaneo será el comedor. El despacho y archivo de los sacerdotes será la habitación pequeña de la chimenea, en el lado de la capilla. Allí se conservan los textos sagrados que podrán ser consultados por los expertos en mitología.
El oikós de los naxios será la barbacoa.
La isla será la totalidad del terreno de Benaguasil, que es casi del mismo tamaño, recordad que más allá de la valla, sólo hay acantilados y mar. El puerto de la bahía de Skardana (no hay muchos lugares de puerto natural) estará a la entrada de la verja de la propiedad y será donde atraquen los barcos que lleven a los invitados a la convención.
Posiblemente añadamos alguna habitación con funciones especiales cuando lleguemos a decorar la casa, que se os indicará con algún tipo de marca o cartel. En cualquier caso, tanto el equipo de dirección como los anfitriones os podrán informar de la ubicación y accesibilidad de las diferentes partes del Santuario.



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