Eutuxía!!!
Hoy, sigo con la información sobre religión. Esta vez, los temas serán el calendario de festividades cívico-religiosas y los ritos principales (leedlos bien, pues al fin y al cabo, la reunión tiene de fondo unos agones para celebrar la cosecha y tendréis que participar en los distintos elementos de culto). Espero que os resulte interesante y recordad, que si tenéis dudas intentaremos responderlas.
Calendario festivo:
La vida de los helenos, como los de todas las
culturas antiguas, se medía a ritmo de las fiestas religiosas; pero a su vez,
las fiestas se habían colocado a ritmo de la naturaleza, muy relacionadas con
las estaciones, las cosechas, etc. y con un gran componente animista, que
perduraba en ciertas festividades del mundo salvaje, como el culto a las ninfas
del agua, etc.
El cuidado escrupuloso de celebrar cada fiesta en
su fecha establecida por la tradición condujo a las ciudades a establecer
calendarios Heortológicos que seguían la división del año en doce meses lunares,
aunque había también cierta relación con los eventos solares. El caso de Atenas
es el mejor conocido.
Un calendario de fiestas se organizó en época de
Solón, hacia 410 a.
C. un tal Nikomachos fue encargado de organizar el calendario según los días de
sacrificios. El resultado una larga inscripción en piedra en la Stoa Basileios de
Atenas, de la que han llegado algunos fragmentos.
Indican las fechas de las fiestas, los responsables
de su organización, las víctimas a sacrificar y su precio. Otros textos más
recientes lo completan. Muchos demos del Ática conservaron calendarios mejor
conservados (Maratón, Thorikos, etc.). Textos similares se conservan de Cos
(IV-III), de Mikonos (II a.C.). De todos ellos, se desprende que los meses de
invierno son menos ricos en celebraciones que los otros. Aristófanes se queja
del hecho de que hay 120 días al año de
fiestas, por lo que se hace imposible su descripción. A ello se une que en
cada polis se usaba una nomenclatura de meses (conocemos unos 130 nombres) y el
año comenzaba en diferentes fechas en cada zona. Ello revela lo separados de
cada polis, a pesar de sus nexos helenos comunes. Hasta Alejandro no habría un
primer intento de unificación de calendarios, pero no se conseguiría
definitivamente hasta la dominación romana y la imposición de Julio César.
Las fiestas religiosas son tanto en el núcleo
urbano como en la chora. En Atenas es
más complicado, porque las fiestas de la ciudad se unían a las de las tribus,
los demos y las fratrías.
Las fratrías eran hermandades profesionales, que
para simplificar, os los compararé con los gremios medievales que todos
conocemos. Solían adorar a dioses o advocaciones relacionadas con sus
actividades: los herreros a Hephaistos o a Atenea Chalkeia; los cazadores a
Artemís, etc. También se sufragaba entre todos los funerales de sus miembros,
si la familia del difunto no podía costearlo.
Cada divinidad tenía en esas fiestas diferentes
poderes y personalidades, o se invocaba a una epíclesis apropiada, por ej. En
las tesmophorías se adoraba a la Deméter tesmóphora. Se solía invocar a varias
deidades a la vez, para potenciar el rito; ej. Ante una sequía se podía hacer
un sacrificio múltiple a Atenea políada (diosa metieta que les dio el arado), a
Deméter y Perséfone (ligadas al culto ctónico, a la fertilidad y a la
primavera) y a algún dios local o incluso ninfas de fuentes y campos.
En general, todas las fiestas públicas incluidas
en el calendario tenían un componente apotropeo para la polis. Si se realizaban
correctamente los ritos la deidad respondería favorablemente.
Ante hechos extraños (prodigia), guerras, plagas, sequías, etc. se realizaban ritos propiciatorios
a los dioses implicados, que se consideraban cívicos o públicos, para mejorar
la situación de la polis.
Ritos y elementos de culto o cultuales.
Si hay
diversidad en el carácter mismo de los dioses, más aún hay en las formas de
rendirles culto. Lo que sí pareció mantenerse durante siglos fueron ciertos
lugares sacros que perduraron, aunque se construyeron encima nuevas
edificaciones, como ocurre bajo el Partenón de Fidias en la Acrópolis de
Atenas, que esconde en sus cimientos restos micénicos del milenio anterior.
Las diferentes actividades de la ciudad,
políticas, económicas y sociales, necesitaban una serie de protecciones divinas
que se enmarcaban en muchas fiestas periódicas.
Uno de los
principales elementos del culto no sangrientos eran los agones. Esta palabra se traduce como competición, certamen,
concurso y forma parte de palabras actuales como prot-agon-ista o
ant-agon-ista. Había dos tipos principales: Los agones musikoi (relacionados
con las artes, debates, canciones, baile, música, teatro, etc.) y los atléticos
(lucha, pancracio, tiro de pesos o discos, carreras, saltos, etc.). El ideal
heleno de la kalokagathía (llegar a ser el más bello y bueno) estaba
íntimamente relacionado con esta “ofrenda espiritual” a los dioses. Intentaban
demostrarles sus cualidades físicas y mentales como ofrenda a sus bondades. Los
ganadores de competiciones deportivas como los Juegos Olímpicos tenían grandes
beneficios sociales, como el poder sentarse en el Pritaneo de la polis, a
disfrutar de comidas gratuitas financiadas por el estado.
Había ofrendas materiales, ya fueran cruentas
(Thusía) o no, aunque hay autores que
distinguen entre ofrendas, sacrificios (implican su destrucción) y depósitos.
Podían incluir materias primas o productos elaborados como cereales, cabellos
de los jóvenes para Apolo, peplos bordados para Atenea, vino y falos para
Dionisos, etc. Se podían colocar en diferentes lugares, desde el altar hasta en
pozos votivos, muy típico del mundo fenicio. Todo lo depositado en los templos,
se inventariaba y había que dar cuentas de ello al final del año de gestión.
Si la ofrenda
es un líquido se denomina libación o
spondé. A los primeros productos de
una producción o cosecha, se denominaban primicias
o aparché y era considerada la mejor
ofrenda material no sangrienta.
Había un tipo
especial de sacrificio sangriento denominado enagismos, en honor de los dioses ctónicos (Cronos, Deméter, Hades)
o héroes del Hades (Herakles, Aquiles, Héctor). La sangre vertida en este rito
era considerada purificadora y que daba vida a estos dioses. Para que la
llegada al mundo inferior fuera más efectiva, se podía realizar un surco o
pozo. Tras verter la sangre del animal vivo, se quemaba el cuerpo en el
holocausto. Hay un buen ejemplo en “Las
leyes” de Platón.
Hay algunos
filósofos que se oponen a la thusía o
sacrificio cruento y prefieren las ofrendas de otros tipos.
Ya decía
Hesíodo que los dioses disfrutaban con la sangre y se alimentaban con los humos
que se desprendían de las hogueras de los altares (bomos), cuando se
incineraban los animales en su honor en hecatombes y holocaustos.
La procesión (pompé) era un elemento básico del culto, sobre todo en el caso de
la religión pública, que centralizaba los ritos en la zona urbana de la polis. La gente que vivía
en la chorá (pronunciado jorá), en el
extrarradio de la polis, marchaba en las llamadas theorías (/zeorías/) que eran las procesiones hacia el centro
urbano para participar en las diferentes festividades.
La función de la procesión es doble:
escoltar a los animales del sacrificio y a los objetos del culto, y expresar un
acto de fiesta por la vestimenta y las coronas de los participantes. Es una
ocasión de unión del grupo cívico que deja sus labores y se une a sus
magistrados.
Composición de la procesión (en las
Panateneas, pero sirve de modelo): Magistrados (pritanos, arcontes, tesoreros
de la diosa, hiéropes, estrategas y taxiarcas), sacerdotes y sacerdotisas de la
ciudad y las ergastinas; victimarios
con las víctimas y las canéforas con los cestos del pan; las diphrophoras
(portadores de las sillas) y las skiadophoras (portadoras de la sombrillas;
hijas de los metecos, como las hydriaphoras o portadoras de las hydrias)
(Arist. Thesmophorias, v. 734 s). Los varones llevaban ramas (thallophoros,
entre los buenos viejos) y los skaphéhoros (portadores de vasos, metecos).
Seguían los ciudadanos y, durante los siglos V y IV, los representantes de los
aliados, así como los de las colonias de la polis. Este orden es
importante para entender la diplomacia y las jerarquías en general y lo
repetiremos en el artículo correspondiente.
En la
procesión se solía llevar diferentes objetos sagrados, como los xoana (estatuas
de madera de los dioses, de talla sencilla y que solían ir vestidas con telas,
nada similar a las estatuas de mármol o criselefantinas de los grandes templos).
Las cestas con ofrendas, los cuchillos de sacrificio, los animales para el
sacrificio decorados con stémma (guirnaldas) o antorchas, eran los objetos más
habituales.
La comida común, que sigue a la thusía, tiene a la vez valor cívico y
religioso. Religioso, porque son las carnes que se han consagrado las que se
comen; social porque el banquete es organizado normalmente por demos, conforme a las estructuras de la ciudad. Ese es el
centro de la fiesta cívica = héortè: Era responsabilidad de los ciudadanos. Consistía
en una ceremonia colectiva, organizada alrededor del acto cultual, que es el
sacrificio y comportando otros ritos que cohesionaban al conjunto de
ciudadanos. El concurso (agôn, agônès) constituye otro elemento religioso incluido en la fiesta.
Ciertos ritos
se realizaban fuera de la ciudad, sobre todo en bosques o lugares sagrados con
agua, y en las fronteras, lugares que necesitaban de la protección extra de los
dioses. Ello refleja la importante función política de la religión en la
cohesión de las ciudades estado.
Pero también en la vida cotidiana los ciudadanos deben
hacer juramentos, como para llegar a ser ephebos
(Adolescente). Pero en la
Grecia Clásica estaba destinado su uso a los varones
atenienses de 18 a
20 años, que eran instruidos en la ephebeia
una especie de servicio militar, se presta un juramento, cuyo texto, conservado
en una inscripción del siglo IV:
“Yo no deshonraré jamás las armas sagradas que llevo, no abandonaré jamás a mi camarada en el combate, lucharé por la defensa de la religión y del Estado y transmitiré a los jóvenes una patria nada disminuida sino más grande y fuerte con toda la medida de mis fuerzas y con la ayuda de todos. Veneraré los cultos de mis padres. Pongo por testigos de este juramento los dioses Aglaure, Hestia, Enyo, Enyalios, Ares y Atenea Areia, Zeus, Tallo, Auxo, Hegemoné, Heracles, los Límites de la patria, los Trigos, las Viñas, los Olivos y las Higueras”.
También se prestaba juramento en un proceso, si la
parte adversa lo demanda. Y se puede tener que hacer juramentos colectivos (por
tribus o por demos) en casos políticos graves (por la democracia, por ejemplo).
En el caso de la Asamblea ateniense, el sacrificio
se dedica a Zeus Agoraios (protector del Ágora). En tiempos las reuniones se
hacían en el Ágora. Clístenes las transporta a la Pnyx. En tiempos de
Licurgo se pasan al teatro de Dionisos. Pero reuniones como las destinadas a
determinar los temas de ostracismo se mantienen en el Ágora.
Un momento muy importante en las festividades eran
los ritos de paso, siendo típico el
de la entrada al mundo adulto (apathulias,
ritos efebía, etc). Solían hacerse en grupo y bajo los auspicios de toda la
ciudadanía.
A nivel más personal, estaba la oración o voto. Se
podía suplicar a los dioses y a cambio, prometerles sacrificios, donaciones o
ritos. La palabra se consideraba una forma íntima del contacto divino y se
podía realizar deprecaciones o ruegos en cualquier lugar y momento. Un ejemplo
típico es el soldado que pide sobrevivir a su dios antes de la batalla, a
cambio de un rito cuando todo acabe, o la madre que quiere venganza para sus
hijos muertos en una guerra. La efectividad aumenta si el humano vocaliza en
voz alta su petición. También se podía deprecar como parte de un rito
comunitario, como el que se cuenta en Demóstenes contra Areistogeiton: “Los atenienses debían subir a la Acrópolis a
principio de cada mes para pedir a los dioses la dicha de cada uno y de la
polis”.
Había muchos más ritos, pero los que hemos
comentado son los más importantes. Uno de los ritos menos conocidos era la pannychis, una noche
de vela sagrada antes de la procesión de las Panateneas. La incubatio es otro de ellos, pero como ya
lo vimos en el último artículo de las definiciones, lo daré por explicado. De
todas maneras, debido a su importancia crucial en el vivo, si tenéis cualquier
duda, espero que desde ahora mismo nos preguntéis sobre su realización y su
función.
φιλεῖ δὲ τῷ κάμνοντι συσπεύδειν θεός. : "El dios acostumbra a darse prisa en ayudar al que se esfuerza.." Esquilo (frag. 44, A, 673, 2)