Eirené, helenos.
El artículo de hoy termina el ciclo de urbanismo, aunque haré una addenda con algo de información sobre el santuario de los anfitriones de Delos. Espero que os sea de interés.
Durante el Periodo Arcaico el
culto se practicaba al aire libre, por lo que los templos no eran necesarios.
Simplemente era un área sagrada con un altar (bomos) y algunos otros elementos
imprescindibles para las liturgias.
Los templos primitivos eran de
madera, similares a las cabañas, pues ambos tenían la misma función: las
cabañas servían como morada, y los templos como lugar para albergar la estatua
del dios o dioses a los que estaba dedicado el templo. Consistían en poco más
que un cubículo donde albergar la imagen del dios y, en torno a él, fuertes
puntales para sostener la cubierta a dos aguas del techo.
De origen ancestral, pero que
perduraron más allá del cambio de era, eran los locus o lugares sagrados: fuentes, lagos, montañas, bosques, etc.
Estaban ligados a dioses y semidioses con dominio sobre la naturaleza y, si se
construía algo no era más que alguna especie de mojón indicador o un pequeño
murete o temenos, que delimitaba el
área sagrada. Dichas zonas sagradas, se respetaban mucho e incluso había polis
que se disputaban estos lindes sacros, como Épiro y Macedonia (Metone).
Como la madera es muy
vulnerable al fuego o la lluvia, torno al 600 a.C. se comenzó a utilizar la
piedra y, posteriormente, el mármol, sobre todo en “el siglo de Pericles”, con
el auge ático. Los troncos de madera se sustituyen por columnas, que dejaron de
sostener vigas de madera, para pasar a sujetar el entablamento, un grueso
dintel de piedra. Las cabezas de las viguetas de madera se señalaban mediante
los triglifos, que significan “tres cortes”. Para mantener inmóviles las
viguetas de madera se colocaban unas placas cerámicas llamadas metopas, que se
solían decorar.
“El hombre adquiere en Grecia el
protagonismo de quien se siente el centro y dominador del Universo”. Los
edificios adoptan su escala al canon humano (humanismo), dejando atrás la
macroescala de culturas como la egipcia.
La disposición más
habitual de los templos es la de levantar sobre un basamento de tres escalones
(krepis) una columnata alrededor de una caja mural que presenta tres estancias: pronaos (pórtico
de entrada), cella/naos (estancia principal destinada únicamente a albergar al
dios) y opistadomos (cámara que custodiaba los tesoros que los griegos
ofrendaban a sus dioses, e incluso el tesoro de las polis), como fue el caso de
los famosos Tesoros de Delos, que albergaron un tiempo los bienes de la Liga
ático-délica, hasta que fueron requeridos por la boyante Atenas.
El templo no era un lugar para la
congregación de los fieles, era la residencia del dios. Los ritos se celebraban
en el exterior, tras una especie de procesión sagrada, y sólo puntualmente se
podía acceder al interior con el fin de adoración u ofrenda, como cuando se
solicitaba una incubatio.
El macro templo délico, en el que
se desarrolla este evento, contaba además con toda una miríada de estructuras a
su alrededor.
Existen dos
clasificaciones de los templos grecorromanos:
1. 1.- según
el número de columnas:
-
tetrástilo: 4 columnas
-
hexástilo: 6 columnas
-
octástilo: 8 columnas
-
decástilo: 10 columnas
-
dodecástilo: 12 columnas
2. 2.- o
según su forma en planta o disposición de las columnas:
-
tholos: templo de planta circular (asociado a
templos de culto femenino)
-
in antis: acceso con dos columnas
-
próstilo: fila de columnas en un lado
-
anfipróstilo: fila de columnas en dos lados
-
períptero: columnata perimetral
-
díptero: columnata perimetral doble
De esta manera, gracias a la
doble clasificación, se puede dar el caso de templos anfipróstilos octástilos,
ya que cuentan con una fila de columnas en dos de sus lados, y el número de
columnas es de ocho.
El tholos es un
edificio que, conceptualmente, es igual que los que son rectangulares, aunque
presenta una cella circular rodeada perimetralmente de órdenes. El conjunto se
levanta sobre el habitual embasamento escalonado. Solía tener en el centro de
la cella una llama permanentemente encendida en ofrenda a la deidad. Lo más
probable es que su cubierta consistiera en una techumbre cónica de madera con
un orificio en la cúspide para la salida del humo. El mejor ejemplo es el
tholos de Atenea en Delfos o el templo de las vestales en Roma.
La solución
canónica que resuelve el problema estructural y decorativo es el llamado orden,
que, además, introduce relaciones proporcionales entre las dimensiones de los
elementos. Los órdenes griegos son tres: dórico (siglo VI), jónico (siglo V) y
corintio (siglo IV).
La escultura
era muy importante en los templos: los relieves y las acroteras (pedestales) en
el exterior dignificaban la morada divina, y hacían más grande la impresión y
el asombro del visitante. En las metopas y los frisos se suelen representar
escenas de mitos y dioses. Funcionaban a modo de los retablos medievales, pues
explicaban gráficamente los principales mitos de la religión, relacionados
habitualmente con las deidades a las que se rendía culto en el templo.
Aunque hoy nos
parece raro, los griegos hacían mucho uso del color en sus templos. Pintaban
con colores muy vivos, normalmente rojos, azules y blanco. Las estatuas no sólo
eran de mármol, sino que había criselefantinas (oro y marfil) o las más
rústicas de madera (como los xoana de las procesiones).
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